lunes, 27 de junio de 2011

Otro autogol del Gobierno

Bastante desconfianza ha causado el anuncio de la ministra Ena Von Baer sobre el monitoreo de las redes sociales. Y es que lejos de convencer a la ciudadanía de que el objetivo es conocer mejor los intereses de los chilenos, lo cierto es que muchos lo ven como una forma de control inaceptable sobre la población del país.

Internet y las famosas redes sociales se han transformado en una herramienta que actúa a favor del poder ciudadano y sobre esto podemos encontrar cada día más ejemplos. Ya lo vimos en la península arábica, donde miles de jóvenes se organizaron vía Twitter y Facebook para derrocar a sus gobiernos autocráticos y lo mismo ha ocurrido en Chile, donde destacan los casos Punta de Choros e Hidroaysén.

Por lo mismo la iniciativa del Ejecutivo se puede calificar como imprudente, porque perfectamente se puede interpretar que lo que aquí se busca es tener un mayor control sobre las personas, ya que el software de la empresa Brandmetric incluye la localización geográfica de dónde se emiten los mensajes y eso puede significar una forma de amedrentamiento.

Por otra parte, al saber de qué se está hablando en las redes sociales se pueden generar estrategias comunicacionales para evitar la manifestación social en contra de iniciativas que muchas veces son impulsadas por intereses creados, por lo tanto, los $ 14.388.000 se estarían utilizando más a favor de estos intereses y no para solucionar las demandas ciudadanas.

Visto de esta forma, se puede concluir que el expresidente Lagos tenía razón cuando afirmo que aquí el Gobierno se está ganando un problema gratuitamente, ya que la medida es absolutamente innecesaria y sólo da pie a suspicacias, las mismas a las que nos tienen tan acostumbrados los políticos y que nos hacen pensar que no existen garantías de que se hará un correcto uso de la información.

Sin lugar a dudas este es otro autogol del Gobierno.

lunes, 13 de junio de 2011

Jugar al límite en el fútbol


Cada vez que aparece un entrenador con una marcada vocación ofensiva las primeras críticas que se escuchan consisten en lo frágil que resultan sus equipos en la parte defensiva. Jugar al límite, correr demasiados riesgos o simplemente plantear un esquema kamikaze son algunas de las formas de representar la idea futbolística de aquellos que prefieren el vértigo y la frontalidad.

Lo sufrió Marcelo Bielsa en algunos partidos de la selección, lo mismo pasó con Claudio Borgui en Colo Colo el año 2006 y ahora la historia se vuelve a repetir con Jorge Sampaoli, el mismo que se aferró a sus convicciones futbolísticas y terminó levantando la copa.

A la luz de los resultados obtenidos por este tipo de adiestradores y del sorprendente marcador que le dio el título a Universidad de Chile ayer domingo, parece razonable hacer una reflexión sobre qué significa realmente jugar al límite.

Cuando Milovan Mirosevic decretó el 0 a 2 que dejaba a los cruzados con el título prácticamente el bolsillo nadie tomó en consideración que Universidad de Chile había sido el claro dominador del encuentro y que los de Pizzi plantearon un partido más bien en terreno propio. Es decir, el equipo de la franja corrió riesgos que quedaron invisibilizados por el triunfo.

Lamentablemente para las aspiraciones cruzadas plantear la revancha nuevamente cerca del arco propio y sin Felipe Gutiérrez desde el arranque se tradujo en la debacle. Esto, porque el rival se aproxima con peligro y aparecen la duda, los nervios y el descontrol, que se traduce en que el equipo se queda sin reacción, lleno de tarjetas amarillas y con tempranas expulsiones. Se le facilita así la tarea a un rival que, además, sabe que no es mayormente contraatacado.

Entonces parece justo aclarar que cunado se habla de jugar al límite se debe considerar también aquellos esquemas conservadores que, si bien pueden dar resultado como le ocurrió a la U de Sergio Markarián, suelen dejar un sabor amargo cuando el rival tiene los argumentos como para sacarte tres goles de diferencia.

Juzgue usted de qué manera prefiere correr riesgos en el fútbol.