
El 15 de junio del año 2009 la ex Presidenta, Michelle Bachelet, hizo un anuncio que cautivó a todos los amantes del deporte: la remodelación a gran escala del Estadio Nacional.
En la oportunidad se dijo que el principal coliseo deportivo del país sería dotado de 60 mil butacas individuales y que, aparte de rebajar la pista atlética y cancha un par de metros, tendría como principal novedad un moderno sistema de iluminación que saldría de un vanguardista techo. Chile tendría por fin un recinto deportivo de nivel mundial.
Pero lamentablemente con el tiempo nos pudimos dar cuenta de que esas hermosas animaciones del MOP no tenían sustentabilidad alguna en el mundo real. Lejos de haber creado un proyecto sólido y serio en el camino las autoridades fueron cambiando las versiones y de a poco los chilenos volvíamos a lidiar con esos proyectos “chantas” que lamentablemente nos hemos acostumbrado a tolerar, pero bueno, nos es el ánimo de este bloguero sembrar la cizaña, por lo tanto cerraremos el primer capítulo de esta teleserie concluyendo que las cosas se hicieron de manera apresurada y punto.
Después de todo este parto el estadio por fin volvió a abrir oficialmente sus puertas. La mañana del pasado 12 de septiembre Piñera y Bachelet cortaron la tradicional cinta tricolor que cerraría esta comedia, pero no fue así. El actual Mandatario aprovechó la oportunidad para hacer un nuevo anuncio: "Vamos a agrandar nuestro estadio para que pueda tener 70 mil butacas, 70 mil espectadores”.
Aparte del disgusto que causó en el directorio de Azul Azul las palabras del Presidente nos obligan a reflexionar. Si bien se nos entregó un estadio sin techo y con un aforo que apenas supera los 50 mil espectadores, lo cierto es que el recinto ñuñoíno de igual forma quedó bastante mejorado. Es por esto que es válido preguntarse lo siguiente: ¿es realmente necesario hacer una nueva inversión para poner más asientos?
Las 2 posturas que pueden surgir frente a esta interrogante son igualmente respetables y no necesariamente deben ser calificadas como negativas o positivas. Lo que sí es realmente necesario es hacer un llamado a nuestras autoridades a que trabajen con la seriedad y profesionalismo que los chilenos nos merecemos, porque no se pueden volver a cometer errores de esta magnitud.
En la oportunidad se dijo que el principal coliseo deportivo del país sería dotado de 60 mil butacas individuales y que, aparte de rebajar la pista atlética y cancha un par de metros, tendría como principal novedad un moderno sistema de iluminación que saldría de un vanguardista techo. Chile tendría por fin un recinto deportivo de nivel mundial.
Pero lamentablemente con el tiempo nos pudimos dar cuenta de que esas hermosas animaciones del MOP no tenían sustentabilidad alguna en el mundo real. Lejos de haber creado un proyecto sólido y serio en el camino las autoridades fueron cambiando las versiones y de a poco los chilenos volvíamos a lidiar con esos proyectos “chantas” que lamentablemente nos hemos acostumbrado a tolerar, pero bueno, nos es el ánimo de este bloguero sembrar la cizaña, por lo tanto cerraremos el primer capítulo de esta teleserie concluyendo que las cosas se hicieron de manera apresurada y punto.
Después de todo este parto el estadio por fin volvió a abrir oficialmente sus puertas. La mañana del pasado 12 de septiembre Piñera y Bachelet cortaron la tradicional cinta tricolor que cerraría esta comedia, pero no fue así. El actual Mandatario aprovechó la oportunidad para hacer un nuevo anuncio: "Vamos a agrandar nuestro estadio para que pueda tener 70 mil butacas, 70 mil espectadores”.
Aparte del disgusto que causó en el directorio de Azul Azul las palabras del Presidente nos obligan a reflexionar. Si bien se nos entregó un estadio sin techo y con un aforo que apenas supera los 50 mil espectadores, lo cierto es que el recinto ñuñoíno de igual forma quedó bastante mejorado. Es por esto que es válido preguntarse lo siguiente: ¿es realmente necesario hacer una nueva inversión para poner más asientos?
Las 2 posturas que pueden surgir frente a esta interrogante son igualmente respetables y no necesariamente deben ser calificadas como negativas o positivas. Lo que sí es realmente necesario es hacer un llamado a nuestras autoridades a que trabajen con la seriedad y profesionalismo que los chilenos nos merecemos, porque no se pueden volver a cometer errores de esta magnitud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario