La “nueva forma de gobernar” del Presidente no gozaba de la aceptación ciudadana, el 46 % de aprobación a su gestión que arrojó la encuesta Adimark así lo demostraba. Pero el hecho de encontrar a los 33 mineros con vida no sólo renueva las esperanzas de los afectados, también se traduce en un galón de oxígeno para el Gobierno.
Hasta ahora el manejo comunicacional de Sebastián Piñera había sido bastante cuestionado y la forma en que se había abordado el accidente de los 33 mineros no parecía escapar de aquella tendencia. En este sentido, algunos analistas ya hablaban de un nuevo bochorno, de una sobre exageración de las emociones que más temprano que tarde le deberían pasar la cuenta. Pero claro, eso suponiendo que la tragedia era inevitable.
El día de ayer, quizás de manera fortuita, el Gobierno logró obtener eso que tanto deseaba: romper aquel estigma de que un gabinete de tinte empresarial y técnico no podía ser cercano a las personas, o en otras palabras, logró humanizarse sin que la gente cuestionara los sentimientos de quienes aparecieron en pantalla y se transformaron en personajes dentro de este relato mediático.
El caso más gráfico es el del ministro Laurence Golborne, quien luego de la polémica del royalty y su carcajada prácticamente en la cara del senador Lagos Weber era visto como un personaje muy distante de los intereses de las personas.
En esta misma línea, Piñera gana bastante credibilidad, ya que pasa de ser una especie de demagogo oportunista a ser percibido como un hombre que con su nuevo estilo es capaz de resolver problemas tan grandes como el de los mineros. Sin lugar a dudas el gobierno se anota unos cuantos puntos en esta pasada y de paso logra marcar un antes y un después en su relación con los chilenos, ya que ahora su particular estilo ganó credibilidad.
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